La joven madre de familia, cuyo nombre queda en el anonimato, fue violentada, tanto verbal como físicamente, en presencia de sus dos hijos por el padre de sus hijos. Ella relata que los maltratos se hicieron presentes desde que empezaron la relación hace más de 20 años, sin embargo, no se animó a hacer la denuncia con la justificación que las autoridades peruanas no harán nada al respecto así como también porque vivía privada de su libertad bajo el mismo techo que su agresor.
En dicha vivienda, viven también los padres del agresor y sus primos. –No me dejan salir a menos que le pida permiso a él y su madre me abra la puerta- dijo la agredida.
Todo empezó cuando le dijo a su ex-pareja que llevaría al menor de sus hijos a una cita con el psicólogo. Este se negó y comenzó a agredir. Tantos fueron los gritos de ayuda que pedía que todos los vecinos y familiares pararon sus labores cotidianos para ver que sucedía. El primo del agresor logró detenerlo y así es como la víctima pudo salir de aquella casa. El agresor, no contento con haberle propinado golpes, le rompió el teléfono celular, decomisó el chip junto con la tarjeta de memoria, ya que ahí había pruebas suficientes para poder poner la denuncia.
Por otro lado, el hijo mayor, estudiante se lanzó desde el tercer piso con una soga, lastimándose así las manos. El joven realizó este acto en modo de protesta; además, porque, al igual que su madre, tampoco podía salir.
A la comisaría llegó el joven junto a su madre para brindarle el apoyo necesario, no sin antes haber asistido a la posta médica más cercana para curarse las heridas de las manos.
Carol Arizaga A.
Prueba del celular destrozado por el agresor.